EL MENOR ANTE EL DIVORCIO DE SUS PADRES
Por: Rosalba Mares Aguilar.
En el divorcio los padres se preocupan principalmente por
sus propios problemas, los padres se pueden sentir desconsolados o contentos
por su divorcio, pero los niños se pueden sentir asustados por la amenaza a su
seguridad personal. Los hijos no pueden entender el divorcio y los padres deben
explicarles lo que está pasando, como se afecta y cual sea su suerte, los niños
pueden creer que son la causa del
conflicto entre sus padres. Los hijos de padres divorciados o separados son
propensos a sufrir una depresión, tener problemas en la escuela y desarrollar
menos habilidades sociales en comparación
con otros niños sin embargo su resultado más sorprendente es que la sensación de pérdida que se
experimenta como resultado de un
divorcio es mayor que la experimentada
con la muerte de un padre.
¿QUE ES EL DIVORCIO? EL
divorcio es la consecuencia de la decisión acordada entre los dos
cónyuges o tan solo la voluntad de uno de ellos, según corresponda el caso, de
disolver el vínculo matrimonial por las diferencias irreconciliables que
se suscitaron en la pareja.
Dentro de estas diferencias y obviamente atendiendo
a que cada caso tendrá sus propias peculiaridades, podemos contar: la infidelidad de algunos de los cónyuges,
el abandono, injurias, violencia doméstica para con el cónyuge y los hijos, la
cual pueden ser física o psicológica o un mix de ambas. es decir
cuando una pareja decide divorciarse es
que ya no hay nada más por hacer entonces el hecho de avanzar el paso del
divorcio supone que cada cual recupera la libertad para por ejemplo rehacer
su vida con otra persona en caso de desearlo.
Las consecuencias psicológicas y emocionales han
sido conceptuales y operacionalmente definidas de diversas formas en las que se
incluyen la desorganización, el estrés, la angustia, sentimientos desagradables, e indeseables, dolor
y crisis, a su vez estos sentimientos son reales pero situacionales, dependen y
son modificados por factores internos y externos.
Efectos según la edad del niño:
De 2 a 6 años: Se creen culpables por no portarse
bien, no haber hecho las tareas o comerse toda la comida, el pensamiento mágico
les lleva a tomar responsabilidades que no son reales. Temerán quedarse solos y
abandonados. En los más pequeños son habituales conductas regresivas como
volver a hacerse pipí en la cama, chuparse el dedo, querer dormir con los
padres… También pueden aparecer rabietas, necesidad de llamar la atención
constantemente, ansiedad de separación (miedo a separarse de los padres) y
vinculación excesiva (normalmente con la madre). En ocasiones, el niño puede
alternar entre la agresividad o el menosprecio y la búsqueda de un afecto
incondicional.
Además pueden alterar su patrón de comidas y sueño
y presentar quejas somáticas no justificadas (dolor de cabeza, estomago).
Pueden volverse niños apáticos, introvertidos. Algunos niños se negarán a ir a
casa de uno de los progenitores (normalmente el padre). Los niños de estas
edades son los más afectados a corto plazo pero mejoran a largo plazo pues
acaban por olvidar la situación, no recuerdan las peleas, etc…
De 7 a 12 años: No saben muy bien cómo reaccionar
ante el problema y ante su propio dolor. Creen que los padres se pueden volver
a juntar y lo intentan produciendo más frustración en la pareja. Al disponer de
mayores recursos verbales esto les ayuda a exteriorizar sus sentimientos.
Pueden haber conductas de recriminación a los padres con la esperanza de
intentar unirlos de nuevo si siguen sin aceptar la realidad. En ocasiones se
dan casos de conductas manipulativas, de menosprecio o rencor a alguna de las
figuras paternas paralelamente a la idealización de la otra (asimetría
emocional). Suelen tender a tomar bandos.
Además frecuentemente presentan sentimientos de culpa, conductas de
riesgo, baja autoestima, dificultades en las relaciones con sus iguales, baja
tolerancia a la frustración y agresividad. Puede ser que el rendimiento escolar
disminuya también.
Las consecuencias del divorcio por regla general
suelen ser peores en niños que en niñas, ellas suelen adaptarse mejor a la
situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario