jueves, 7 de noviembre de 2013

QUE SIMBOLIZA LA MUJER?

NECESIDAD O PLACER EN LA PROSTITUCIÓN.. 


PAOLA MARTINEZ

A pesar del tiempo que ha pasado desde 

la revolución femenina en que la mujer se dotó

 de derechos y de libertad, todavía las 

mujeres siguen siendo esclavas de los 

prejuicios sobre su propia feminidad y 

sexualidad.

La percepción cultural de la categoría mujer varía, de manera abrumadora, a través del tiempo y del espacio y, por qué no decirlo, a través de las diferentes escuelas sociológicas. Al filósofo y sociólogo alemán George Simmel, en el análisis que hace de la cultura le llamaban la atención dos procesos: diferencialmente (varones/mujeres) la realidad social. La concepción de cultura incluye la objetivación de la experiencia humana. El tema principal del estudio es, entonces, las difíciles y borrosas relaciones entre la subjetividad y la objetividad, entre la sustancia y la forma, entre la visión lógica y la pasional, entre el punto de vista del varón y el de la mujer. G. Simmel va un poco más allá: intenta analizar las formas en que la mujer objetiviza su experiencia social, en abierta contradicción con la cultura dominante que es la masculina. Casi por exclusión afirma que la única cultura dominante es la del género dominante, es decir, la masculina.


 "Con excepción de muy pocas áreas, nuestra cultura objetiva es fundamentalmente la del varón. Son los varones quienes han creado el arte y la industria, la ciencia y el comercio, el estado y la religión". No existe pues la "cultura de las mujeres", sino la de los varones. La cultura femenina es fundamentalmente subjetiva, debido a la naturaleza propia de la mujer. La mujer aparece como un ser diferente del varón. La mujer es más constante, más sensible, más piadosa, menos objetiva, menos lógica y más dada a la reproducción. Lo distintivo de la mujer es que su experiencia social es inseparable de su ser total integral. De aquí se deduce que la mujer es incapaz de un acto de producción original y que, cuando produce algo, es con un modelo masculino y además bajo una forma masculina de evaluar su producción. 



Volvemos a la pregunta inicial: ¿qué significa ser mujer? Hasta tal punto esto es así, que muchas personas creen que sólo las mujeres tenemos género, y que cuando decimos "género" estamos hablando de las mujeres. No obstante, al hablar de género, estamos hablando de una cualidad histórica construida no sólo para las mujeres, sino también para los hombres.

Todas las personas hemos aprendido el conjunto de esos atributos que se nos originan por ser mujeres o por ser hombres, no se nace mujer, sino que se nace con un cuerpo que adquiere un significado en este mundo. Lo primero que nos sitúa en este mundo es el cuerpo, porque tiene un valor histórico y nos sirve como un instrumento de valoración en la sociedad. Nuestro sistema de géneros es un sistema que construye y organiza las diferencias; es un sistema de inclusión –si tengo un cuerpo reconocido como femenino, quedo incluida en el género mujer.
Al revés, ser hombre es no hacer las cosas de las mujeres, no tener sus funciones, etc. Y a la vez, ser mujer u hombre es hacer obligatoriamente las actividades correspondientes a su género. Es de esta manera como se clasifica a los sujetos, se les especializa y se les antagoniza para después decir que son complementarios. No vamos a seguir platicando y menos teorizando sobre la complejidad del género, pero sí ahondar en el hecho de que la condición de género está organizada en torno a varios ejes y el eje central es la sexualidad.

Para una mujer es duro aceptar que se vendió más veces de las que se admite y que jugó al juego”macho que compra, hembra que vende” es verdad que hay “mucha represión”? y por eso el hombre busca una clase de mujer que le da lo que la suya no le da? …


Prostitución? donde quedo la “mujer”


La condición de la sexualidad y ésta es el núcleo que organiza su modo de vida. Y, a pesar de grandes teorías, a pesar de que se nos dice de múltiples maneras que no, que ya no es así, en el caso de la condición de la mujer, la sexualidad es el "fin" de su existencia.
Las mujeres querámoslo o no, vivimos la sexualidad como una especialización que nos asigna a la reproducción en nuestros cuerpos y desde nuestros cuerpos. Por eso el cuerpo es un espacio privilegiado en la condición de la mujer, y por eso las mujeres somos reducidas muchas, muchas veces, a sólo cuerpos.
¿Por qué las mujeres siguen cautivas en puestos femeninos peor considerados y peor pagados?

La mujer ha conseguido prácticamente todas sus metas, y además ¡no es feliz! La mujer es dueña de su cuerpo, es autónoma, dirige su propia sexualidad.



Si no es alegre esa vida, ¿por qué se dedican a ella, por qué no buscan otros trabajos más honrados, más gratificantes, más aceptables? Estas y otras preguntas similares esconden siempre el rechazo social y, al mismo tiempo, pretenden desconocer las complejas razones que conducen a una mujer a la prostitución. Ni es cierto que para todas las mujeres existen las mismas oportunidades, ni tampoco que todas las que trabajan en el mundo de la prostitución lo hacen por decisión libre y personal.
Se ha investigado poco y ellas mismas prefieren callar. Porque, detrás de esa supuesta vida alegre, existen historias de violencia, abuso sexual, incesto, violación, engaño, presión, chantaje.

VIRGEN/PUTA

Los hombres para casarse las prefieren dependientes y controladas, los hombres se mueven en dos figuras femeninas igualmente deseables: la mujer modosa, virgen y que da muestras fiables como pareja y madre de sus hijos; y las de fácil acceso pero que se ofrecen a otros hombres.

Todas tenemos estas tendencias dentro de nosotros pero nuestro medio social, religiones y otros medios morales nos han inculcado el no a la “liberación sexual”
Una vez hemos expuesto todo el tema, hemos de decir que la prostitución es característico de cualquier época, es algo complicado una vez que se está dentro, es algo por lo que se está absolutamente marginado y recriminado y es algo difícil de erradicar hoy día.
La prostitución actual se ve quizás mucho más peligrosa que en cualquier otro momento. La mujer prostituta, debe luchar diariamente con todo un cúmulo de circunstancias en contra que acucian su situación: la delincuencia, la drogadicción, la marginación social, las dificultades económicas,… y que se constituyen como un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
Otros problemas de la sociedad, como suelen ser la inmigración ilegal, recurren a estos medios para introducir a mujeres en estos mundos a través de la trata de blancas, prostíbulos ocultos, de los que el mundo exterior no tiene conocimiento y en los cuales estas mujeres se ven introducidas sin saberlo y sin poder salir del mismo.


En mi opinión, la prostitución no puede erradicarse, en vano son los esfuerzos si se piensa en ello, puesto que siempre ha existido y siempre existirá mientras que haya un cliente que pague por ello. Así que combatirla desde el punto de vista de la represión no sería el más adecuado.
Asumir su existencia, como un fenómeno que está ahí y combatirla desde otros ámbitos como son desde el punto de vista legal, no acusando a la prostituta sino a aquellos delitos penales que la rodeen, desde el punto de vista social, intentando abrir otros caminos y otras posibilidades de desarrollo económico y desde el punto de vista higiénico-sanitarias, desarrollando el campo de la prevención: embarazos, drogadicción, enfermedades venéreas, … que mejoren las condiciones de trabajo de estas mujeres.
Pero como se menciona anteriormente los principales factores que se presentan en la sociedad para que se desarrolle este fenómeno “Prostitución” es lo económico, familiar y en cierta forma lo social.
Se concluye que el nivel socioeconómico es un factor que puede ser importante para que una persona decida ejercer la prostitución, ya que es una fuente que las personas consideran que se gana dinero rápidamente, este mismo factor es el que hace que el salirse de este ambiente sea tan difícil. El factor más importante que influye en las personas que ejercen la prostitución, es la ausencia de una figura paterna o materna, ya que sin esa identificación puede existir una desviación. Al estar la familia sin recursos económicos que el padre brindaba, la necesidad fue un detonante, ya que se busca mantener a la familia y a uno mismo. Cuando existe una desviación, como es en el caso de la prostitución, las personas se aíslan del mundo externo y solo conviven con personas con las que comparta experiencias, por miedo al rechazo que pueden recibir, es por eso que en la prostitución las personas pierden a sus amistades, son rechazadas y muchas veces menospreciadas. La familia de las personas que ejercen la prostitución también las rechazan y las juzgan, muchas veces rompiendo el lazo familiar que existía, sin importar los motivos que motivaron a la persona a ejercer la prostitución.



 La independencia del sujeto es un motivador para ejercer la prostitución, buscan mantenerse económicamente y muchas veces mantienen a seres cercanos, por lo que abandonar el oficio es difícil y puede convertirse en un círculo vicioso, después del paso del tiempo las personas se acostumbran a este ambiente y por el miedo que puede surgir por abandonar un ambiente de comodidad, se quedan en el oficio, ya que deja buen dinero rápidamente y sin necesidad de tener una escolaridad.
Una idea que, pese a todos los cambios que se han producido en este terreno, nos divide y cataloga a las mujeres en función de nuestra sexualidad. Socialmente se espera de las mujeres que seamos las controladoras de nuestro deseo y del deseo sexual masculino, que seamos recatadas sexualmente, no promiscuas... En definitiva, que tengamos una sexualidad mucho menos explícita que la de los hombres. Si cumplimos con este mandato, en materia sexual, se nos considera “buena”. 
Si, por el contrario, nos lo saltamos y exigimos el derecho a auto­determinarnos sexualmente, a hacer con nuestra sexualidad lo que nos plazca, sin someternos a lo que se espera de nosotras, somos “malas “. En el modelo sexual que se nos propone  socialmente,  las prostitutas aparecen y representan a las “otras”, las que no son buenas, las que condensan en sí todo lo prohibido, lo que no pueden hacer las mujeres “buenas”.Pero ¿por qué se considera “malas mujeres” a las prostitutas? Porque: son “sexuales”, manifiestan la sexualidad abiertamente e incitan a los hombres; son independientes económicamente: cobran por lo que hacen y son ellas las que ponen el precio; pueden tener capacidad de negociar tanto el tipo de servicio como el precio.


Las prostitutas representan todo aquello que una mujer “decente” no debe hacer. Su criminalización sirve para  escarmentar en cabeza ajena.
 En el imaginario colectivo la puta representa lo prohibido. En el de las mujeres, parece que simboliza el límite que no podemos traspasar a riesgo de autoconsiderarnos indignas. Pero ¿cuántas de nosotras no ha fantaseado con ser una puta, con hacer, precisamente todo aquello que está prohibido.
Parece que podemos acercarnos a las putas si las imaginamos indefensas, pobres víctimas de la situación o de la maldad de los hombres pero ¿qué pasa cuando las vemos autoafirmadas y orgullosas de lo que hacen? ¿Por qué nos ataca tanto la imagen de la puta sin complejos, que se autoafirma en ello?  Desde una perspectiva feminista, nos parece fundamental acabar con la etiqueta de “malas mujeres” ligada al comportamiento sexual. Y a pesar de que una de las 
Consignas del movimiento feminista ha sido la de “somos malas, podemos ser peores” a estas alturas no tenemos claro si hemos sido conscientes de lo que significa y si realmente lo tenemos asumido. Uno de los objetivos fundamentales de nuestro trabajo es cuestionar y acabar con la etiqueta de “malas” y el estigma que esta etiqueta lleva aparejado, cuya expresión por excelencia son las prostitutas. 
Pero tenemos que ser conscientes de que este estigma no afecta solo a las putas, sino que recae también sobre las lesbianas, las promiscuas, las transexuales, las que les gusta el sadomasoquismo consensuado... es decir, sobre todas aquéllas que se atreven a desafiar los mandatos sexuales que aún hoy, a pesar de todos los avances, siguen rigiendo para las mujeres, y algunos también para los hombres. 


Tu vida
sabe a noches de desvelo.
Tu cuerpo
a las huellas de un ciego.
Tu sueldo? Esperanzas de sueño.¿Conocerás el amor?

Tu lloras
porque no lo haces por placer
lo haces por necesidad.
Y si pides un beso
te dan sexo.

Ni el borrador mas grande
quitará las manos que tienes encima
has ido de hotel en hotel
de dormitorio en dormitorio

Te admiran por ser diosa en la cama
te esperan para que seas su esclava.
Tu lloras y lloras
ansias ser respetada....




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