ALEJANDRA DEL ROSARIO ARROYO FARFAN
A
lo largo de la historia se han considerado ciertos objetos como símbolo de
sexualidad. Ha todos nos gusta ver cierto tipo de ropa o un artículo especifico
como lencería exótica, tacones, etc. en el momento del acto sexual, lo cual es
considerado como un fetiche.
¿Qué es el fetichismo?
El fetichismo se caracteriza por dirigir el impulso sexual hacia
el uso de objetos inanimados o la observación y manipulación de partes del
cuerpo. Estos objetos se denominan fetiches, y por lo general, su uso es
inadecuado para un fin sexual. El fetichismo es más frecuente en lo
hombres que en las mujeres, y esta actividad suele comenzar en la
adolescencia. Los fetiches más comunes son ropa interior femenina, zapatos,
prendas de vestir, etc. No existe un tratamiento estipulado para el fetichismo,
pero los tratamientos que han tenido éxito han sido aquellos que se basan en
los principios del aprendizaje.
Es una parafilia que consiste en la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo a través de un talismán u objeto fetiche, sustancia o parte del cuerpo en particular. El
fetichismo sexual se considera una práctica inofensiva, salvo en el caso de que
provoque malestar clínicamente significativo o problemas a la persona que lo
padece o a terceros, pudiendo en este caso llegar a considerarse un trastorno
patológico propiamente dicho.
Se clasifica como enfermedad siempre y cuando sea una conducta
recurrente durante al menos seis meses, necesaria para la excitación sexual y
que afecte la vida social o laboral del sujeto. En el caso de que ésta no
afecte la vida social o laboral del paciente, se considera simplemente como una
manifestación de su sexualidad.
Todas las personas cumplimos con ciertos aspectos fetichistas son
variadas y muy extensas las formas del acto sexual con artículos u objetos los
cuales nos producen satisfacción visual y estimulan nuestras ganas de tener
relaciones sexuales.
Manifestaciones
Durante la conducta sexual solitaria, el fetiche se lleva puesto, se
huele o se frota contra los genitales. Los objetos fetiches más frecuentes
suelen ser elementos de vestir masculinos y femeninos, incluyendo bragas,
sujetadores, calzoncillos, guantes, medias, minifaldas, zapatos, botas,
corbatas, bañadores, ropa deportiva e incluso delantales, capas y pañuelos. Hay
que matizar que, para el fetichista, estos objetos suelen ser mucho más
excitantes si ya los ha llevado puestos la persona. Y aunque estos objetos
pueden resultar excitantes para muchas personas porque proyectan una imagen
mental del cuerpo de la persona, para el fetichista, en cambio, el objeto es
realmente mucho más excitante que la persona en sí.
¿En qué momento el fetiche se convierte en patología?
Como ya hemos venido repitiendo los síntomas que presenta el fetichismo
son variados pero se representan principalmente por una excitación visual al
encontrar satisfacción al tener, ver, oler o probar un objeto determinado pre o
en el acto sexual. Esto se denomina normal y permitible pero exciste la
posibilidad de que el objeto que les produce placer se vuelva el único motivo
por el cual se obtenga satisfacción al momento de la relación sexual, en ese
momento deja de ser un fetiche y se convierte en patología.
A continuación los diez fetichismos y parafilias
sexuales más extraños que tienen cierta recurrencia en el espectro sexual (una
mención honorífica al futuro del fetichismo merece Thad Roberts, el hombre cuyo fetiche fueron las rocas de la Luna: copular
con su novia sobre una cama de rocas lunares que robo de la NASA).
Ursusagalamatofilia
A algunas
personas les gusta vestir de felpa o hasta de botargas y buscar otras personas
similares para copular. Esta parafilia es bastante popular en otro mundo
(dentro de este).
“Hay una
gran escena de ‘felpa’ y parece estar basada en personas que gustan de
proyectar cualidades antropomórficas a los animales y les adscriben cualidades
humanas”, dice el terapeuta sexual IanKramer.
A
diferencia de la zoofilia, donde la personas literalmente gustan de tener sexo
con cabras, perros, caballos, o la avisodomía (con aves), aquí lo que sucede es
el deseo de tener sexo con humanos que tienen características de animales pero
a la vez son lindos y dulces, de ahí la felpa.
Hace un año
surgió el caso del Pato Donald que inició contacto sexual con una mujer,
tratando de borrar la frontera entre la caricatura y lo erótico. Esta botarga
habría tenido más suerte si hubiera abordado a una mujer ursusagalamatofílica.
Parcialismo
A algunas
personas les excita una parte del cuerpo específica, por ejemplo el pie de una
mujer con tacones. Incluso existen sitios dedicados en su totalidad a estas
fascinaciones, por ejemplo, a chicas en tacones apoyandossu piernas sobre un
auto y especialmente los pedales, conocidas como gas pedal honeys.
Esta fragmentación del deseo hace que algunas personas lleven esto al
extremo y durante el sexo busquen copular solamente con un pie o con una mano:
en vez de talktothehand: fuckthehand.
Agalmatofilia
La
atracción por maniquíes es bastante común, esto incluye también la excitación
erótica generada por estatuas y por la inmovilidad (lo que podría ser un
sucedáneo de la violación). Muchas personas no solo contemplan a los maniquíes
cuyos cuerpos torneados se muestran en las tiendas de ropa, algunos incluso los
roban para tener sexo con ellos.
Formicofilia
Este es el
placer sexual derivado de tener insectos arrastrándose por el cuerpo,
especialmente en los genitales (¡¿esa sexy hormiga en la vagina, o la abeja
meliflua en el pene?!). Se cree que esta parafilia se ha desarrollado
especialmente entre personas cuyos hogares son infestados por insectos y, por
el divino azar, experimentan durante la cópula la participación de algún
insecto incrementando el placer. Aunque claro que hay personas que simplemente
gustan voluntariamente de llevar insectos a la cama y usarlos estratégicamente
en zonas erógenas.
En Japón
existe la costumbre entre ciertas personas de utilizar anguilas para el sexo
anal o para la masturbación femenina.
Dacrofilia
Un poco
menos bizarra, ya que las lágrimas tienen químicos, incluso llegan a tener
oxcitocina (la llamada hormona del amor), hay muchas personas que incrementan
su excitación al lamer, untarse o hasta beber lagrimas. No es extraño que las
emociones extremas se acrisolen en el sexo, y pasar del llanto al orgasmo no es
algo tan raro, pero existen personas que buscan propiciar las lagrimas por
cualquier motivo para llegar excitarse, lo que puede derivar en violencia.
También
relacionado está el placer que se obtiene por lamer los ojos de una persona, el
oculolinctus.
Acrotomofilia
Algunas
personas se excitan con miembros amputados, ya sea su ausencia o su prótesis.
Mecanofilia
Como
resultado de la sexualización de las máquinas, particularmente de los autos,
que se ha generado en la publicidad, existen personas que no solo se ven
excitadas por las máquinas —por tener sexo en un Corvette rojo— sino que tienen
sexo con vehículos. Tal es el caso de Edward Smith, un hombre que dice haber tenido sexo con más de
mil autos y uno que otro helicóptero.
No hay duda
que la mecanofilia es uno de los fetiches que más futuro tiene con la llegada
de los robots sexuales y demás máquinas de uso erótico.
Simorofilia
El placer
sexual que genera montar accidentes o desastres como un choque automovílistico.
Este fetiche ha sido popularizado por J. G. Ballard en su novela Crash,
en la que el clímax del placer se sincroniza con el momento de un choque:
excitación in extremis que coquetea también con la muerte —el reverso
del orgasmo. Cercano al placer que se obtiene de las cicatrices y de tener sexo
en un paisaje destrozado.
Por otro
lado esto también comprende la fascinación por copular en un desastre natural,
tener sexo en un huracán, tsunami, incendio, etc., y la máxima dádiva de
la simorofilia: copular durante el fin del mundo, el coito apocalíptico.
Hierofilia
La
hierofilia es la excitación sexual derivada por los objetos religiosos. Esto se
asocia con la devoción religiosa llevada a su literalidad. Algunas personas
fanáticas, por ejemplo, que suelen asegurar “pertenecerle a Cristo”, llevan
esto a un extremo y gustan de usar cruces, Biblias u otros objetos en el acto
sexual. Otras simplemente gustan de masturbarse con imágenes o figuras
religiosas. Esta “hereje” parafilia es una consecuencia de la misma represión
sexual que la religión ha implementado históricamente.
Arachibutyrophilia
Este es el
extraño fetiche por emabdurnar a una persona alérgica a la crema de maní con
esta sustancia y copular, en un melangerie, con ella y otra persona,
viendo cómo su cuerpo se trastorna. El placer es doble: la crema de maní en los
cuerpos y el pasmo criptozoológico de su mutación provocada por el alergénico.
Este fetiche fue registrado por primera vez por un sexólogo en la revista Nerve.
No sabemos
si la excitación sexual que generan los extraterrestres en ciertas personas sea
un fetiche o no, pero es ciertamente una fuerte tendencia, con numerosas
personas describiendo en Internet lujuriosas escenas de sexo cósmico en naves
espaciales o en planeta lejanos.
Como conclusion podemos decir que es muy normal que todos tengamos fetiches pero es importante tener presente que estos no deben de afectar a otras personas al ejercerlo y saber cuando es un fetiche y en que momento se convierte en patologia.
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