POR CYNTHIA MURILLO
En la biblia podemos
encontrar sobre el amor de una madre que este es incomparable a ningún otro
sentimiento humano. Este amor lo da todo sin pedir nada a cambio, que protege
con ternura y perdona sin cesar. Como ejemplos
de este amor omnipotente en la biblia podemos encontrar en (Génesis 21:16)
(Éxodo 2:3) (Samuel 2:19) (Reyes 3:26) y (San juan 19:25) los deberes que como
hijos tenemos con nuestra madre: honrarla, temerle en actitud de respeto, no
menospreciar su enseñanza y obedecerla.
En La cultura occidental el concepto de maternidad, está
íntimamente asociado con la alegría, la bondad, el amor y el triunfo de la vida
ante la muerte.
Para los griegos la esterilidad era el mal absoluto y el
parto la mejor prueba de salud.
Durante el feudalismo como medida para prevenir el
infanticidio las mujeres debían declarar su embarazo ante las autoridades o de
lo contrario su hijo no sería bautizado. Todo esto a consecuencia de los
múltiples abortos e infanticidios que en aquella época se veían. Dentro de
aquel registro existían una multitud de prescripciones que dictaban el
comportamiento que debía tener la madre, con la intención de proteger al niño.
La glorificación de la maternidad se impulsó durante el
siglo XIX y fue Rousseau quien idealizo
el amor materno.
Francis Fukuyama afirma que existe una naturaleza humana
determinada genéticamente que impulsa a los humanos a cumplir con ciertos
comportamientos, como el amor a los progenitores.
.
Habitualmente percibimos estas creencias o significaciones como hechos naturales
más que como construcciones sociales. Esto hace que sean tan difíciles de
modificar.
La naturalización de las producciones culturales implica que concebimos como naturales hechos que en realidad son culturales. Lo natural alude a aquello que es inevitable e inmodificable porque es "algo natural". En cambio, es cultural todo aquello que construimos socialmente y, si lo construimos, es posible que construyamos algo diferente, por tanto lo cultural es evitable y modificable.
La naturalización de las producciones culturales implica que concebimos como naturales hechos que en realidad son culturales. Lo natural alude a aquello que es inevitable e inmodificable porque es "algo natural". En cambio, es cultural todo aquello que construimos socialmente y, si lo construimos, es posible que construyamos algo diferente, por tanto lo cultural es evitable y modificable.
¿POR QUE
NATURALIZAR EL “AMOR MATERNO?
El mito de la madre, es el mito de la omnipotencia
materna, surgida del amor incondicional, de la abnegación absoluta y del
sacrificio. El sufrimiento aparece como indispensable del amor materno, como si
los dolores de parto marearan para siempre como una vivencia dolorosa.
La maternidad un trabajo ligado a la afectividad, recibe
dosis más o menos elevadas de gratificación psíquica y de poder en el campo
interpersonal de la familia y la pareja. La capacidad femenina de gestar y
parir y el concomitante trabajo de crianza y atención, son consideradas para la
mayoría de las personas como la esencia de la mujer.
El entramado que sostiene el mito de la madre, es la
feminidad, no en el sentido del estereotipo o de las consignas comerciales de
lo que es “ser femenina” sino como el proceso psíquico que lleva al as mujeres
a sumirse, sentirse y vivirse como
tales.
Cuando se habla de maternidad solo en términos de
“destino sublime” se olvidan las horas, trabajo que implica, cuando se elogia
la abnegación se deja de lado el despotismo y la arbitrariedad que suele
acompañar la crianza, cuando se alaba la devoción, se desconoce el maltrato, la
crueldad, la aberraciones y locuras que muchas madre ejercen contras sus hijos.
El mito del amor materno encubre las motivaciones hedonistas, oportunistas,
utilitaristas e interesadas.
De tras de la “madre santa” encontramos a madres
agotadas, hartas, golpeadoras, ambivalentes, culposas, inseguras, competitivas,
deprimidas, narcisistas o simplemente desinteresadas en el hijo.
Tenemos que desarmar
el discurso que plantea la maternidad como vocación “natural” de las
mujeres o esencia de la feminidad. De hecho hablando en términos naturales, no
hay nada menos natural que ser madre.
Mead desvirtuó la presunta universalidad de las conductas
maternales, mostrando como las mujeres del pueblo de Mundugumor de Nueva Guinea
consideraban una carga y una desgracia tener hijos. Ahí las mujeres querían
tener hijos y las mujeres hijas con la finalidad de que posteriormente los pudieran
cambiar por nuevas parejas. Aquellos hijos del sexo no deseado eran tirados
vivos al rio. (Margaret MEAD,1982)
En los Nuer en África oriental una mujer estéril puede
llegar a disfrutar tratos y privilegios que solo el hombre tiene.
En el nordeste de Brasil Las mujeres dejaban morir a sus
hijos más débiles con tal de que sobrevivieran los más fuertes y para ellas la
muerte de un hijo no representaba la gran perdida.
En
Europa durante los siglos XVI- XIX la práctica de abandono de niños era común
en todas las clases sociales, las madres derivaban a nodrizas el amamantamiento
de sus hijos sin preocuparse demasiado por su supervivencia. El fenómeno estaba
tan extendido en Francia en 1780 que sobre 21000 niños nacidos en parís solo
1000 eran nutridos por sus madres. Estas cifras resultan especialmente reveladoras en
una época en que la lactancia materna representaba una mayor posibilidad de
supervivencia.
ENTONCES, ¿QUE HAY DE LO INCONDICIONAL E INNATO QUE SE DICE
ES EL AMOR MATERNO?
EL AMOR INCONDICIONAL NO EXISTE, siempre está sujeto a la
respuesta del otro, a nuestra propia evolución biográfica. Sin embargo nuestra
cultura ha naturalizado el mito, haciendo pensar a las mujeres que si no
sienten un amor sin macula, no son buenas madres. Esta influencia cultural es
la causante de que el amor materno sea el único mito del que no queremos
desprenderos. La valorización social de las mujeres como madres y el nivel de
gratificación narcisista que las compensa profundamente, facilita la aceptación
de las propias madres del mito impregnado de sacrificio y victimización.
El deseo natural de tener un hijo puede ser el deseo de
reafirmar la propia feminidad, de unirse a un compañero o de asegurarse una
vejez acompañada. Si bien el amor maternal es ambivalente, ambiguo y complejo.
No es de ninguna manera un sentimiento puro e ideal ni tampoco simple, sin
conflictos, tal como aparece en el imaginario colectivo.
Por el contrario es un sentimiento donde se mezclan
estrechamente agresividad, la investidura y el reconocimiento del otro y la
confusión con e. (Fiszelew
& Oiberman 1995)
*La funcion de la maternidad ha concedido a muchas
mujeres la oportunidad de ejercer actitudes perversas hacia sus bebes,
utilizándolos como extensiones de sus propios cuerpos para satisfacer sus
propias necesidades inconscientes. Las mujeres no saben nada acerca de los
bebes, excepto que con su llegada se supone que ellos obtendrán satisfacción y
felicidad, aun cuando sea realmente angustioso y resulte un inconveniente
practico. A menudo obtiene satisfacción y felicidad, pero en ocasiones e
inconscientemente, resurge una vieja y dolorosa experiencia, la terrible
sensación de desesperación, abatimiento e incapacidad puede convertirse fácilmente
en odio y venganza dirigido al nuevo bebe.
El cuerpo extraño será
responsable del incremento de la concentración libidinal del yo y de un
narcisismo temprano incrementado, que cesa cuando el feto comienza a
moverse. A partir de entonces se
experimenta la existencia del feto como un objeto distinto dentro del yo y esta
conciencia interrumpe el proceso narcisista de la mujer embarazada.
El movimiento del feto es el inicio del primer contacto
con el niño e indica el despertar del cariño maternal en la madre. Los impulsos de las mujeres conducen hacia la
búsqueda del objeto; como resultado de ello algunas mujeres tienden hacia
determinados propósitos perversos extraños para los hombres. Algunas mujeres se
quedan embarazadas con la convicción de que es la única forma de establecer una
relación con cierta continuidad con un hombre. Para otras, el deseo de quedarse
embarazadas nace del deseo de vengarse de un hombre al que han aprendido a
odiar por que se han sentido profundamente humilladas.
(LESTER & NORMAN)
Lacan (seminario
IV) Afirma que la madre nunca está a solas con el hijo: entre uno y otro
siempre está el falo. El niño cobra un valor fálico al identificarse con el
objeto de deseo materno, el cuarto término de esta relación es el padre. El
falo es definido aquí como un significado, tiene un valor imaginario que se
introduce en la metonimia del deseo de la madre. A partir de la de la
distinción entre castración, frustración y privación, Lacan ubica a la
frustración como centro de la relación madre-hijo. pero añade Miller (“el falo
borrado”) aquí lo más importante es la frustración de la madre como mujer.
La maternidad es un largo camino que reencuentra un
tesoro dejado de lado en la infancia, pero construido durante esa etapa. “la madre es un secreto de infancia.es un
asunto del inconsciente” (Delassus 1998).
El amor materno aparece como una formación psiquica de
gran complejidad y donde su éxito no depende solamente del yo. Y como todo
proceso psíquico de envergadura, la maternidad va a obedecer a los siguientes
conceptos fundamentales: los procesos inconscientes
son infinitamente mas ricos y complejos en relación a los procesos consientes.
El llamado instinto maternal, como forma del amor
maternal no sería tal ya que se reemplazaría por la cualidad o aptitud maternal en cuya raíz se localiza
el instinto de supervivencia.
La experiencia vivida en la maternidad es un núcleo fundamental de la
mujer en su historia personal. Una detención por fijación de este desarrollo,
bloquea la evolución de los integraciones sucesivas.
La relación de
la madre con su hijo se desarrolla en la realidad concreta teniendo como
“trasfondo” las relaciones fantasmaticas (Lebovici, 1996). Así el inconsciente, el
pasado y el imaginario se entrelazan entre si, e impregnan la relación actual
de la madre con si hijo para enriquecerla o por el contrario comprometerla.
El destino de la maternidad depende de un problema central: la
identificación con la madre.
Después de la investigación realizada puedo concluir que
el amor materno es un asunto cultural y aunque existe un prototipo globalizado
de lo que ser madre implica, en cada pueblo o etnia la maternidad se acepta y
se adopta de diversas maneras. Pero socialmente nos es muy difícil aceptar esa
diversidad cultural, resulta un tema tabú y controversial el hablar de madres
“desnaturalizadas”.
En
lo personal no estoy de acuerdo con que se estigmatice a una mujer por no
cumplir con lo que la sociedad nos impone, la maternidad es una elección y no
una ley natural que las mujeres debamos cumplir. El amor de madre nunca será
sin mancha moral alguna y esto debe ser aceptado como tal. No comparto la idea
de que se glorifique a las madres ya que esto las orilla a comportarse de una
manera socialmente aceptada aunque realmente sus deseos o intenciones sean
otras. A su vez esta glorificación a la madre le permite apoderarse de la vida
del hijo sin que la sociedad la señale. Esto me lleva a pensar que también es
un asunto de religiosidad con la finalidad de mantener el orden y bajo control
a los individuos desde nuestros primeros años de vida, donde la biblia se
convierte automáticamente en nuestra constitución moral y nos hace creer que si
no cumplimos con nuestros deberes como hijos seremos sancionados por una
autoridad divina.
me parece muy interesante tu articulo, y estoy de acuerdo contigo en que influye mucho la cultura en lo que llamamos amor de madre.
ResponderEliminares muy interesante tu articulo, me gusto tu punto de vista, y estoy de acuerdo contigo, ya que la cultura influye mucho en la persona, mas sin embargo pocas personas lo ven de tal forma.
ResponderEliminarEs bien interesante y abordarlo de esta manera me gusto mucho
ResponderEliminarme agrado tu articulo y me parecio interesante y ps si efectivamente la cultura tiene mucho que ver ..
ResponderEliminarinteresante tu artículo, ya que es abordado desde otro punto, del que comúnmente conocemos.
ResponderEliminarMe parece muy interesante tu articulo, y aunque nunca lo había visto desde ese punto de vista, me parece que tiene algo de verdad. Solo no te entendí la parte donde dices "De hecho hablando en términos naturales, no hay nada menos natural que ser madre", espero y me puedas explicar mejor esa expresión.
ResponderEliminarmuii interesante thu articulo me aGrado mucho y creo Qe tienes razon sobre como influye la culthura!!!
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