LA PÉRDIDA DE UN SER AMADO

 Autora: María Maeli Bonilla Chávez

¿Has perdido a un ser amado? ¿No sabes cómo confrontar la perdida?

Algunos autores definen la palabra duelo como el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.) Mencionan que el duelo tiene una dimensión física y cognitiva.  

Sigmund Freud define la palabra duelo como “La relación frente a la pérdida de una persona amada “.

Es importante mencionar o dar mucho hincapié en que el duelo no es una enfermedad o una patología, aunque puede llegar a serlo si su manejo o elaboración no es correcto, esto dependerá de que tanto control tenga la persona al enfrentar el duelo y del grado de valor significativo del ser perdido, cuando la elaboración del duelo no se lleva adecuadamente puede llegar a existir el duelo patológico y este puede adoptar tres formas según Bowlby (1980).

1.      Duelo Crónico: Donde el síntoma predominante es la depresión, acompañado de autor reproches, ansiedad y ausencia de pena.

2.      Ausencia de Aflicción: Es cuando la persona que está confrontando el duelo lo lleva de una manera “normal” como si no hubiera pasado nada, hasta que llega un punto donde comienza a tener dolencias físicas y psicológicas, hasta caer en la depresión.

3.      Euforia: Cuando la persona no acepta la perdida y cree que puede repararse.

Algunos autores mencionan que el duelo puede tener una duración de entre 2 y 12 semanas, en los casos donde los sentimientos hacia el ser pedido son más intensos el duelo puede durar entre los 6 meses, un años (Bowlby, 1983) o dos (Blanco, 1997).

Como dicen los autores esto dependerá del grado de valor sentimental que se le tuvo al ser perdido;  no será la misma reacción ni el mismo manejo para  la persona que tuvo la perdida de una relación duradera, donde la mayoría del tiempo fueron momentos agradables y fue una relación estable, a una persona que perdió al ser amado donde la relación fue corta, con problemas y no se involucraron muchos sentimientos.

De esta manera se dará el manejo de dicho duelo, la psiquiatra y escritora Elizabeth Kübler-Ross expone su conocido modelo de Kübler-Ross en su obra On death and dying en 1969. Donde habla de 5 etapas por la cual la persona que confronta el duelo debe pasar.

1.      Negación: Es una defensa temporal para la persona, donde por lo general se expresa de esta manera; <<me siento bien>> <<esto no me puede estar pasando, no a mi>>.

2.      Ira: En la segunda etapa la persona reconoce que la negación no puede continuar  y es cuando se produce un sentimiento de ira y envidia. << ¿Por qué a mí? ¡No es justo!>>, << ¿Cómo me puede estar pasando esto a mí?>>

3.      Negociación: En esta etapa se involucra la esperanza, donde la persona que pasa por el duelo trata de ver el lado positivo de la pérdida de su ser amado. <<fue mejor terminar>>, << las cosas ya no funcionaban>>, <<llegara alguien mejor>>.

4.      Depresión: La cuarta etapa es donde la persona entra en un tiempo de tristeza, donde puede llegar a perder interés por realizar actividades o platicar con gente cercana, se vuelve silencioso, pasa mucho tiempo llorando y lamentándose. <<Lo extraño>>, <<como quisiera que todo fuera como antes>>, <<mi vida no tiene sentido sin él>>.

5.      Aceptación: En esta tapa a la persona le llega la paz y la comprensión de que el ser amado ya no forma parte de su vida.

Kübler- Russ afirmo que estas etapas no necesariamente suceden en orden ascendente y la persona no debe forzar el proceso del duelo. Aun llegando a la fase de la aceptación la persona nunca olvida al ser amado simplemente lo supera o acepta que ya no forma parte de su vida.

Independientemente de las complicaciones que estas etapas suponen, existe una agravante más, cuando rompemos con una pareja, ésta pareja sigue viva, no desaparece de la faz de la tierra y muchas veces es necesario enfrentarnos a llamadas telefónicas, encuentros casuales, a las amigas(os) mutuos, espacios compartidos, etc. 

Lo que debemos tomar en cuenta para llevar un duelo más adecuado y que se pueda confrontar.

Lo primero es darnos cuenta que ya perdimos la relación, que ya no existe, que ya no está más para nosotras (tros), cuando aún estamos con las ideas de: “es temporal”, “regresará en cualquier momento”, “me ama y lo dijo porque estaba confundida (do)”, “se fue por un capricho”, “para mi seguimos siendo pareja”, “cuando yo quiera regresa” etc. no es posible avanzar en la despedida.

Lo recomendable es hacer un esfuerzo por buscar pruebas de realidad, y con esto quiero decir que hagamos frente al hecho de que ya no habla por teléfono, ya no se ven (o por lo menos no tan seguido), voltea a ver a tu lado y observa como ya no está, acepta que no llamó en esa fecha tan especial, deja de justificarle cuando se comporta como si tu no valieras nada,  admite, toca su ausencia y su desamor.

Toda persona en algún momento de su vida sufre un duelo por un ser amado, es normal y comprensible tener tristeza y pasar por momentos desagradables pero no debemos dejar que el duelo controle nuestras vidas, debemos tener siempre en mente que la pérdida se debe superar, no olvidar.