¡ESTAR A SOLAS CONTIGO MISMO!
Por: Alejandra Muñoz.
Escuchando y al mismo tiempo meditando todo lo que mi corazón le dice a mi mente entiendo que al final he quedado solo (la), y lo que queda en todo mi ser, son solo recuerdos que me ahogan, que me lastiman, que me llevan simplemente a la realidad, que es la que nos hace conocernos a nosotros mismos, que es la bendita soledad.
La tristeza es un estado de ánimo que te permite estar a solas contigo mismo.
La
tristeza en una de las emociones básicas de ser humano junto con el miedo, la
ira, el asco, la alegría, el enojo. Es la expresión del dolor afectivo mediante
el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc. A menudo nos sentimos
tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las
circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres. Los síntomas de la
tristeza son: llorar, nervios, rencor y decaimiento moralmente. Muchas cosas pueden hacer sentirnos tristes como:
Las cosas no resultan como deseas, te sientes herido, Pierdes algo
especial,extrañas a alguien, escuchas alguna noticia triste, muere alguien o
por amor. La tristeza puede durar de 3 a quince días.
La tristeza puede ser un síntoma de la depresión, que se
caracteriza, entre otras cosas (abatimiento general de la persona, descenso de
la autoestima y sentimientos de pesimismo, desesperanza y desamparo), por una
tristeza profunda y crónica.
Un estudio realizado muestra que los adolescentes y los
adultos perciben la tristeza más frecuentemente que los niños, siendo los
adolescentes los que lo sufren con mayor intensidad. Para los adultos, la
tristeza suele estar acompañada con problemas familiares, mientras que en los
adolescentes se debe a conflictos con los padres o amigos. En los niños, así
como en los adolescentes, se asocia casi exclusivamente con la muerte.
En psiquiatría se habla de tristeza patológica cuando hay
una alteración de la afectividad en que se produce un descenso del estado de
ánimo, que puede incluir también pesimismo, desesperanza y disminución de la
motivación. La tendencia alternativa entre las emociones de alegría y de
tristeza es la labilidad emocional.
Muchas personas se ven afectadas por la tristeza propia de
los meses de invierno. De hecho, algunas de ellas sufren una dolencia
denominada desorden afectivo estacional, cuyos síntomas comienzan al final del
otoño. Los síntomas más comunes de la melancolía invernal son: falta de energía
y letargo; aumento del apetito y aumento de peso (debido a un ansia por
consumir hidratos de carbono), apatía sexual y cambios repentinos en el estado
de ánimo de la persona, etc. No se conocen las causas, pero es posible que se
deba a la reducción de luz natural y las bajas temperaturas propias del
invierno.
Cuando la tristeza dura mucho tiempo, es demasiado intensa
e impide que una persona disfrute de las cosas buenas de la vida, se denomina
depresión. Por lo tanto, la severidad, la duración y la presencia de otros
síntomas son lo que diferencian la depresión clínica de la tristeza. Puede
presentar variados síntomas, sentirse mal, que pueden ser además paradójicos,
incluyendo insomnio pero también la necesidad de permanecer en cama todo el
día, la falta de apetito, pero también el comer demasiado e incluso dolores y
molestias que parecen producirse sin causa aparente. La depresión clínica no
exime a nadie; no distingue entre sexos, edades, razas, entornos
socioeconómicos. Sin embargo, las cifras que componen las estadísticas
confirman que las mujeres son dos o tres veces más propensas que los hombres a
sufrir de depresión clínica. Una compleja combinación de factores
(psicológicos, sociales, ambientales, culturales, hormonales, biológicos y
fisiológicos) contribuye a que haya mayor incidencia de depresión entre las
mujeres.
La
tristeza es una emoción negativa que tenemos que evitar a toda costa.
Y aunque a algunas personas les parezca una prueba de
agudeza y de madurez mostrar una actitud de constante denuncia de los males que
padecen ellos, o la sociedad en general, es mucho más práctico dedicar esas
energías –o al menos una buena parte de ellas– a descubrir buenos ejemplos en
quienes nos rodean, y procurar seguirlos. No es que haya que ignorar o esconder
lo que está mal, pero es importante aprender a centrarse en tareas que siempre
sean constructivas.
Hay otras muchas formas de abordar la tristeza. Por
ejemplo, esforzarnos por ver las cosas desde una óptica diferente, más
positiva; eludir los pensamientos auto-compasivos o victimitas; vislumbrar lo
positivo que –poco o mucho– puede haber detrás de lo que en ese momento nos
parece tan negativo; pensar que muchas otras personas saben sobrellevar bien
situaciones que son objetivamente mucho peores; buscar el desahogo en alguien
que, al no estar atrapado por esa espiral de la tristeza, pueda más fácilmente
ofrecernos alternativas o remedios; etc.
¿Y qué se puede hacer para superarlo?
La mejor terapia contra la tristeza es reflexionar sobre
sus causas, para así buscar remedio en la medida que podamos.
·
Aprender a abordar los pensamientos.
·
considerar alternativas más
positivas.
·
La distracción es una buena forma
de alejar esas ideas recurrentes.
·
Saber amar la tristeza.
La tristeza nos ayuda a reflexionar
sobre nosotros mismos y nuestra forma de vida, con lo que aprendemos a conocernos
mejor.
La tristeza es la emoción que sentimos cuando hemos perdido
algo importante, cuando nos ha decepcionado algo o cuando ha ocurrido alguna
desgracia que nos afecta a nosotros o a otra persona. También, cuando nos
sentimos solos, a menudo nos sentimos tristes.
La tristeza solo puede ser un momento o bien puede durar
hasta más dependiendo lo que nos lleve a sentirnos triste es el tiempo que
duramos. Para poder enfrentarnos a la tristeza tenemos que admitir que estamos
tristes, distraernos o bien contárselo a alguien, etc.
Cuando la tristeza se apodera de nosotros nos sentimos:
solos, con ganas de llorar, si ganas de nada, perder el apetito perder el
interés por vernos bien físicamente como no bañarnos etc…
No gusta que la gente se de cuenta de que estamos triste ya
que estamos en un signo de debilidad Pero si nos dejamos dominar por esos
sentimientos podemos cambiar aun estado de ánimo diferente podemos llegar a
poder superar la tristeza pero si no lo logramos podemos llegar a caer en un
depresión.
Sin embargo, la tristeza común, esa melancolía que lleva a
las personas a estar abatidas, a aislarse de los demás y hundirse bajo el peso
de la soledad o el desamparo, es un sentimiento cruel y hay que aprender a superarla.
Lo mejor de la tristeza en que nos permite estar solos con
nosotros nos da tiempo para reflexionar sobre lo que nos está pasando, nos dan
ganas de escapar de perdernos de que nadie sepa donde estas. Y si la tristeza
no fuera parte de nuestra vida no conoceríamos la felicidad.
Me parecio interesante tu articulo :)
ResponderEliminarme parece muy interesante tu articulo desde el punto de vista que lo tomas
ResponderEliminarmuy bien tu articulo, entonces ¿se podría decir que tu, al contrario de lo que menciona Laura, dices que la tristeza es mala y hay que "evitar a toda costa"?
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